07/Nov/2022
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Son unos dulces que tienen forma de tartaleta y están elaborados con hojaldre y crema. En el inicio del siglo XIX, en Belém, cerca del Monasterio de los dos Jerónimos funcionaba una refinería de caña de azúcar asociada a una pequeña tienda de comercio variado. Como consecuencia de la Revolución Liberal ocurrida en 1820, todos los conventos de Portugal se cerraron en 1834, expulsando a todos los trabajadores y el Clero. En una tentativa de supervivencia, alguien del Monasterio puso a la venta, en aquella pequeña tienda de comercio, unos pasteles llamados "Pastéis de Belém".
En aquella época, la zona de Belém, quedaba lejos de la ciudad de Lisboa y el recorrido era asegurado por los barcos a vapor que llegaban a esa zona. Aún así, la imponencia del Monasterio de los dos Jerónimos y de la Torre de Belém atraían a los visitantes, que en seguida se acostumbraban a saborear los deliciosos pasteles originarios del Monasterio. En 1837 se dio inicio a la fabricación de los "Pastéis de Belém" en las instalaciones anexas a la refinería según la antigua "receta secreta" originaria del Monasterio. Desde entonces, esta receta es transmitida y conocida exclusivamente por los maestros pasteleros que los fabrican de modo artesanal en el "Taller del Secreto".
Esta receta se mantiene inalterable hasta hoy en día. De hecho, al día de hoy solo hay una única y verdadera fábrica de los "Pastéis de Belém" y que tiene el sabor de la antigua pastelería portuguesa. En Portugal existen algunas pastelerías que realizan un postre parecido, se pueden encontrar con el nombre de "pasteles de nata". Este postre además es muy famoso porque se puede comer en él establecimiento en que se fabrican, recién salidos del horno y con su dosis de canela espolvoreada. Además de lo delicioso que es probarlo recién salido del horno, un plus es comer en uno de sus jardines mirando al Tajo, con la luz tan característica de Lisboa reflejada en su superficie.