18/Oct/2022
Autor de la Foto: https://www.pexels.com/es-es/@karolina-grabowska/
Es una crema pastelera con una base de yema de huevo cubierta de una crujiente capa de azúcar caramelizado. Esta delicia se come durante todo el año, pero es especialmente típico en el día de San José. Su origen se cree que se dio gracias a la evolución de las natillas, que ya existían en la República Romana, varios siglos antes de Cristo y es considerada uno de los postres más antiguos de Europa. Aparece en libros de la literatura catalana y está presente en los recetarios medievales desde el siglo XVI.
Desde entonces la receta apenas ha variado. La única variación en los ingredientes de la crema catalana fue la sustitución del almidón de la receta típica por harina de maíz en el siglo XX, y más tarde, la aparición de los polvos preparados especialmente para hacer la crema de forma más fácil.
Antes se utilizaba una plancha de hierro muy caliente para quemar la capa de azúcar de la superficie, pero hoy en día, con la actualización de utensilios y cosas de cocina, se utiliza el soplete de cocina para ello. También de forma tradicional se sirve en cazuelitas de barro, aunque actualmente se sirve en todo tipo de platos.
Por lo regular, se sirve con un pequeño cucurucho de galleta que cumple la función de romper el caramelo de arriba. Aunque por sí solo es un postre, también se utiliza como relleno para otros postres. Además existe la versión helada de este postre, acompañado por helado de crema catalana y cubierta de confitura de yema de huevo quemada.
Este postre es tan importante que su sabor se puede encontrar en muchos productos, por ejemplo, helados, turrones, licores, espumas, tés, perfumes, etc. Sus ingredientes son: leche entera, huevo, azúcar, maicena, corteza de limón, canela.
Otra historia, cuenta que en el siglo XVIII un obispo hacía una visita a un convento catalán y las monjas quisieron obsequiarle con un flan como postre pero les quedó muy líquido. Ante esta situación, comenzaron a darle al flan algunos toques distintos y el punto final fue añadir azúcar quemado. Cuando le ofrecieron al obispo el postre, el azúcar aún estaba caliente con lo que este al tomarlo exclamo "¡crema!", que en catalán significa "¡Quema!" y este es el origen de su nombre.